El año 2021 se pudo recuperar la continuidad y la normalidad en los trabajos arqueológicos, después de las consecuencias derivadas de la pandemia y el COVID. La planificación de una serie de actuaciones más ambiciosas vino de la mano de la consecución de los Talleres de Recualificación y Reciclaje Profesional (RECUAL) financiados por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y el Ayuntamiento de Peñas de San Pedro. Gracias a ellos se amplió la cobertura de operaciones que se estaba realizando hasta el momento, añadiéndose 6 meses de trabajo con personal en formación. Esas labores han sido fundamentales para continuar ampliando los trabajos tanto en la cima de la Peña del Castillo como en la ladera sur. Asimismo, en el verano se recuperó y publicitó la quinta campaña de excavaciones arqueológicas en la Peña del Castillo, que volvió a contar con voluntarios provenientes de distintos centros universitarios nacionales. La dirección de esta campaña se compartió entre la profesora Lucía Soria Combadiera y Tomás Torres (Baraka Arqueólogos), consolidándose hasta la fecha de hoy.

Los trabajos más significativos de esta campaña vinieron a consolidar la labor de apertura del interior del perímetro de la iglesia de Nuestra Señora del Socorro, la ermita de la Santa Cruz o la vivienda bajomedieval y moderna (Área 95-A). Se pudo elaborar gracias al plan RECUAL una propuesta de itinerario interpretativo en la cima del yacimiento, lo que facilita la conexión entre los distintos puntos arqueológicos que están siendo intervenidos y preparados para su consolidación y restauración. Esas actuaciones se realizaron con los lienzos de muro de la cabecera de la iglesia y los pies de la misma, además de realizar las pertinentes actuaciones de restauración en los paramentos y enlucidos de la Ermita de la Santa Cruz o Casa de la Comandancia del cuartel militar del siglo XIX.

Asimismo, la ladera suroeste tuvo una presencia importante en los trabajos. Se tuvo que eliminar una importante carga de restos térreos que pertenecían a las terrazas agrícolas situadas encima del urbanismo, localizando a casi dos metros de profundidad las viviendas. De forma paulatina se ha continuado delimitando la extensión del yacimiento, que se extiende a lo largo de toda la solanilla y, además, se ha consiguió dilucidar el formato urbano empleado en la construcción. Al igual que los espacios superiores, las viviendas se sitúan en estructuras aterrazadas. Los materiales cerámicos de las estancias no arrojan dudas de la vinculación del yacimiento con un asentamiento de ocupación ibérica.

En el siguiente año (2022) se consiguió repetir la experiencia del anterior, potenciando los trabajos bajo la doble modalidad de trabajo RECUAL y la sexta campaña arqueológicas con alumnado universitario . De ese modo se lograron avances notables en espacios que todavía no habían sido sujetos a exploración. Al equipo de dirección se unió los trabajos de dirección de las labores arqueológicas del proyecto RECUAL por parte de Luis Miguel Fernández-Montes y Corrales.

En la cima del yacimiento se mantuvo la tónica habitual, tratando de ampliar los trabajos en el perímetro de la iglesia. En este sentido, se trabajó en el área anexa al ábside principal del templo. Los trabajos de desescombro y limpieza permitieron recuperar un espacio rectangular, que en un principio podía ser interpretado como una sacristía. El trabajo arqueológico ha permitido delimitar las fases de transformación de dicho espacio, viendo una modificación de la obra primigenia por parte de los militares en el siglo XIX. Posteriores intervenciones que amplíen el área hacia la zona más inmediata cercana al templo nos van a permitir entender mejor la conexión de dicho elemento con el conjunto de la iglesia.

Asimismo, de entre los espacios que se empezaron a trabajar de forma nueva contamos con la zona de hornos y viviendas de la cima de la peña, situadas junto a los lienzos de muralla que miran hacia el pueblo. En el interior se han podido recuperar multitud de restos arquitectónicos y ornamentales de interés, además de completar la limpieza y consolidación de los dos hornos de pan que nutrían al acuartelamiento del siglo XIX.

Por su parte, las labores en la ladera sur fueron muy fructíferas, ya que se lograron documentar y analizar varias de las estancias. La conservación ha sido tan potente que han permanecido los enlucidos originales de las estancias, así como los ladrillos de adobe. Las estancias, además, se han conservado intactas debido a que las techumbres de madera y paja que las cubrían sufrieron un incendio, tal y como se aprecia en los restos carbonizados que se han hallado. Los elementos muebles de carácter cerámico que se han encontrado se hallan, por lo tanto, en sus lugares de uso. Junto a todo ello, han sido documentados otros elementos significativos que tras su posterior estudio van a permitir arrojar muchos datos en torno a los hábitos de la sociedad ibérica en lo referente a la alimentación, organización y estructuración del hogar, entre otros aspectos de interés.